miércoles, 11 de agosto de 2010

Cuanda haya muerto, llórame tan sólo

mientras escuches la campana triste,

anunciadora al mundo de mi fuga

del mundo vil hacia el gusano infame.



Y no evoques, si lees esta rima,

la mano que la escribe, pues te quiero

tanto que hasta tu olvido prefiriera

a saber que te amarga mi memoria.



Pero si acaso miras estos versos

cuando del barro nada me separe,

ni siquiera mi pobre nombre digas

y que tu amor conmigo se marchite,



para que el sabio en tu llorar no indague

y se burle de ti por el ausente.

William Shakespeare (soneto LXXI)


3 comentarios: